14.4.11

Mambo Recuerda - Amor por el club


En 1951 el Fluminense obtuvo uno de sus 30 Campeonatos Cariocas. Uno más en su palmarés, sin embargo a falta de dos meses para la finalización del mismo y la consagración del tricolor, sucedió un hecho particular y curioso con su arquero Carlos José Castilho que amerita la mención en esta sección.

Faltaban unos cinco partidos para concluir la competencia, Leiteira, como lo apodaban, no estaba en un gran momento. Varias lesiones consecutivas en su dedo meñique izquierdo habían generado una merma en su rendimiento. Ante la preocupación de este inconveniente crónico, se entrevistó con un doctor, quien lo tranquilizó diciéndole que con una operación y un par de meses de reposo, se solucionaría todo. Claro, de hacerle caso, se perdería la definición del torneo, y su amor por el Flu no se lo permitiría.

Para no perderse nada, decidió amputarse el dedo. Sí, amputarlo. Tras 24hs de sufrir el post operatorio, volvió a entrenarse y pudo retomar la titularidad en el arco del Fluminense. Al año siguiente, ya con nueve dedos en sus manos, se transformó en un especialista en penales al tapar seis en un torneo. Esto le mereció el apodo de "San Castilho".

Este histórico golero arrancó en el Flu en 1947 y, además, fue titular con Brasil en Suiza '54 y suplente en Suecia '58 y Chile '62, los dos últimos los primeros Mundiales ganados por la Verdeamarela en la historia.
El 2 de febrero de 1987 se suicidó arrojándose desde un séptimo piso, y a modo de homenaje, 50 mil torcedores del Flu llenaron el estadio de Laranjeiras para unirse al grito de "San Castilho, San Castilho".

Desde el 2007, en el acceso a las oficinas centrales del club, hay un busto suyo en el que se lee: "A San Castilho, santo del Flu", como ejemplo máximo de amor por el club carioca, para el cual jugó 702 veces y llegó a mantener la valla en cero en 252 encuentros.


Harry (C)

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